Estancias Jesuíticas
En 1599 la Compañía de Jesús se instaló en Córdoba y en la manzana asignada por el Cabildo rápidamente comenzó a desarrollar su labor espiritual y, sobre todo, educativa, que dio origen a dos instituciones de primer orden en la cultura cordobesa, nacional y latinoamericana: la Universidad y el Colegio de Monserrat. Para sostener las actividades de sus colegios, los jesuitas generaron su propio mantenimiento a través de emprendimientos productivos en el interior del territorio provincial. Eran grandes establecimientos agro - ganaderos que contaban con instalaciones, equipos y sistemas hídricos necesarios para las actividades productivas.
Las Estancias se organizaron alrededor de la iglesia o capilla, la residencia de los padres y hermanos estancieros, las construcciones destinadas a la producción y depósitos, como así también rancherías para esclavos e indios, completándose con quintas, chacras, huertas y campos de labranza y cría de ganado. En cada una de las Estancias existen remarcables valores arquitectónicos en sus construcciones, en especial en las iglesias y ámbitos de la residencia, que se han mantenido hasta el presente y destacan a cada conjunto dentro del sistema en su totalidad. Reconociendo estos valores patrimoniales únicos asociados a los testimonios jesuíticos en Córdoba, la UNESCO los ha inscripto en la Lista de Patrimonio de la Humanidad en el año 2000, bajo la figura de serie de conjuntos. De esta manera, el sitio denominado Camino de las Estancias Jesuíticas está compuesto por seis conjuntos: la Manzana Jesuítica en la ciudad de Córdoba y las Estancias de Caroya (1616), Jesús María (1618), Santa Catalina (1622), Alta Gracia (1643) y La Candelaria (1683).