Tras un febrero muy llovedor, los lagos y ríos de la zona aumentaron notablemente su caudal ofreciendo un paisaje un tanto distinto para lo habitual del valle.

Tras un año de sequías y algunos incendios serranos, el paisaje del valle esperaba con ansias las lluvias. Esto sucedió copiosamente en el mes de febrero. Toda el agua acumulada en las sierras, tiene ya definido su cause natural que fluye a los arroyos que conforman los ríos y a su vez estos desembocan en los lagos. Todos ellos aumentaron su caudal y consecuentemente los lagos llegaron a su punto máximo de rebalse.
Esto no ha traído grandes consecuencias, ya que los diques y lagos están preparados para ellos. Paradójicamente estos rebalses han generado un gran atractivo para turistas y locales ya que hacia casi 10 años que no acontecía tal espectáculo.

Cientos de turistas hacían su parada en las desembocaduras de los lagos para llevarse un fotos con tal recuerdo.

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